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Mis mejores deseos para ti y los tuyos, amable leyente, ahora y siempre

martes, 31 de marzo de 2009

Soy tu hombre




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Al igual que afirma Leonard Cohen, mi notoriedad de mujeriego es un chiste que me lleva a reír de amargura en mis más de 10.000 noches solitarias.
Aquí os dejo una adaptación de la letra de su canción “I´m Your Man”. Tema incluido en el álbum homónimo de 1988, que en España le supuso sus mayores cotas de popularidad con la composición “First We Take Manhattan”.



Si quieres un amante, haré lo que me pidas;
y si lo que se te antoja es otra clase de amor…
me enmascararé para ti.
Si buscas un compañero, toma mi mano;
o si lo que te apetece es volcar en mí tu ira, aquí estoy…
soy tu hombre.



Si quieres un boxeador, me subiré al cuadrilátero para ti;
y si lo que necesitas es un doctor, examinaré cada poro de ti.
Si buscas un taxista, súbete;
y si lo que quieres es sacarme a pasear, sabes que puedes…
soy tu hombre.




La luna brilla en exceso y las cadenas aprietan demasiado:
la bestia no se dormirá.
He estado machacándome con estas promesas que te hice pero no pude cumplir.
Aunque ya sabes que un hombre nunca recupera a una mujer con sólo arrodillarse a suplicar…
Me arrastraré hasta ti, me recostaré a tus pies, aullaré ante tu belleza, como un perro en celo.
Me aferraré a tu corazón, desgarraré tus sábanas y te diré:
“Por favor… por favor… soy tu hombre”


Si necesitas echar una cabezada mientras conduces, yo sujetaré el volante;
y si quieres estar a tu aire, desapareceré.
Si buscas un padre para tu hijo, o solo te apetece caminar un rato sobre la arena junto a mí…
soy tu hombre


Si os apetece saber algo más, aquí os lo cuento.

©Nino Ortea Gijón, 31-III-09

domingo, 29 de marzo de 2009

So say we all!



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La serie Battlestar Galactica ha finalizado su emisión en EE. UU.

Sinceramente: descubrirla, verla y disfrutarla ha sido lo mejor que me ha pasado en estos últimos cinco años.

Gracias, Leonard, por insistirme allá por 2004 en que la viera.

Lo mejor vino después.
Muchas gracias Sergiux, Jandro y José por conseguirme los diferentes capítulos. Me alegra haber compartido el viaje con vosotros.




So say WE all!

sábado, 28 de marzo de 2009

Una mañana más

Una mañana más, te echaré de menos.
Mis ojos te buscarán, aturdidos por tu ausencia.
Ya levantado, volveré a preguntarme por qué te has ido, por qué me has dejado.
No sabré qué hacer: si desayunar, almorzar o comer.
Volveré a tumbarme en el sofá, mientras me fuerzo a adelantar todo lo que me habla de tu vacío.
Tu ausencia alterará mi pulso, y mi cuerpo no se acostumbrará a vivir sin ti.
No lograré olvidarte, pues sé que hoy estarás en todos los labios, en todo lo que vea o lea.
Ya han pasado los años, pero aún así no entiendo el motivo, ni le veo el sentido a tu desaparición:
¿Por qué te fuiste?
Sé que nunca podré recuperarte.
Me faltarás en mi tiempo, y tu ausencia acelerará el paso de las horas.
Sin ti el día se hará más corto y la noche llegará antes.
En la oscuridad me adormeceré en tu recuerdo y maldeciré 60 veces tu ausencia.
Procuraré madrugar, para pedirle al alba que me eche una manilla.
Pero su silencio de cuarzo dará cuerda a mi desamparo.
Mañana te habrás ido a donde anida el olvido.
Y yo, perezoso, seguiré sin entender el porqué.



Queridos enloquecidos, os recuerdo que mañana domingo, a las 2 de la noche serán las 3 de la madrugada. Y no es que nos hayamos teletransportado a la isla de Perdidos, o que Cronos haya castigado a Morfeo… No seguirás aquí, perdido en esta isla llamada Tierra, víctima del capricho de los nuevos dioses del olimpo político, que, acostumbrados a quitarnos lo que es nuestro, nos privarán de una hora de descanso.

Antes, quizás hayas participado en ese apagón contra El cambio climático programado para las 20:30. Yo estaré de bares, así que agradeceré el que me dejen a oscuras junto a ella.
Te invito a que mañana, pasado o cuando quieras, a cualquier hora, sonrías.
Vendrán tiempos malos, quizás peores, pero de momento, si estás leyendo esto, tu vida no es tan oscura, y menos lo será si la iluminas con una sonrisa.
Los apagones y las horas muertas, que se las queden ellos.
Para nosotros la luz de la alegría y las horas vivaces compartidas.
Salud y suerte.
©Nino Ortea 28-III-09

jueves, 26 de marzo de 2009

miércoles, 25 de marzo de 2009

BaUt: Absurdia 1 de 4




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—Bueno, ¿te traigo algo del bar?
—No tío, ya queda poco para las siete y media; y la verdad es que prefiero esperar y tomar algo en el chiringo a hacerlo aquí. Además, ¿por qué no me esperas y hacemos el avión? Un par de cervezas y pa’casa.
—No... verás... prefiero bajar a donde Manolo y subirme algo.
—¡Bueno, anda, vale! ¡Coño! La verdad es que no creí haberme vuelto un brasas a raíz del divorcio. No sé tío, tan sólo pensaba en unas cañas y charlar contigo sobre cualquier tontería. ¡Joder, no creo que te haya dado tanto la vara últimamente!... Pero bueno, si tienes miedo a que te contagie el virus de la separación terminal, entiendo que...
—No, Tino, no es eso. Es que tengo la tira de trabajo sobre la mesa, y está el puñetero balance que tenemos que acabar antes del día veinte, y el presupuesto que hay que ajustar para optar al concurso.
—Venga, José, relájate fiera. Mira... más o menos tengo el mismo papeleo diario que tú. Lo del balance ya sabes, aunque en teoría lo tendríamos que realizar entre todos, lo acabaremos haciendo tú y yo; porque la otra... entre marcar culo y ajustarse el escote ya cumple el expediente. Y nuestros dos jefes mucho ir de compañeros y “A mí trátame de tú”; pero los cabrones se saben los dueños, y que nosotros somos los currelas que al final nos joderemos un fin de semana para ventilar el balance. ¡Coño, tío, pues ya está!, Venimos el sábado que viene y ¡raca! nos quitamos el muerto del puto balance. Luego felicitarán a Carmen por las fotocopias tan cojonudas que hizo, y a ti y a mí nos dirán: “¿Tendréis copias de todo, NO?” Como siempre, si ya sabes que...
—No, ¡joder tío, como siempre… no! El presupuesto ese es chungo, no sé a ti, pero a mí, la parte que me ha tocado... simplemente con hablar con los proveedores e intentar que nos hagan un descuento para así estar en precio, manteniendo nosotros cierto margen, ya me da un trabajo de la hostia. En dos días sólo lo he logrado con dos putos proveedores. Luego, atender a nuestros comerciales, contestar a las llamadas de los clientes, actualizar tarifas, ¡ando loco!
¡Vaya mierda de año, y acaba de empezar!

BaUt: Absurdia 2 de 4




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—Por eso, fiera. ¿Tú crees que nos agradecen que nos quedemos? ¡Joder, si nos consideran unos pringaos! Tú fíjate en cuando nos dan algún extra, o tienen algún detalle. ¡Yo preferiría que se los metieran porculo! ¡Que se dejen de coñas! Mira, Josín, cuanto más trabajas, más te explotan. Es como con las pellejudas, si eres bueno te toman por tonto, pero si te pones en tu sitio...
—Ya, Tino, tío... pero, mira cómo está otra gente. Mi hermano tiene una carrera y un master, y ahí lo tienes... tocándose la viruta en casa de mis padres. ¡Joder, si se sabe toda la vida y milagros de la Obregón esa! ¡Tío, hay que fijarse en los otros!
—Por eso, ¡coño! ¡Fíjate en la Carmen!; pero sin mirarle el culo, jaja.
Mira, ella es lista como sólo lo puede ser una pellejuda. La leidi llega siempre unos minutos tarde; eso sí, nunca se pasa. Se pone a hablar por teléfono con su prima la de Cuenca o con Manolo el de su futuro bombo. Atiende a algún baboso que había llegado tranquilo a la oficina y se marcha excitado. Se arregla las tetas, y se abre con un jefe, cuando no con los dos, a tomar un algo. Vuelve a la hora en que tú y yo nos vamos, nos dice una chorrada, y tú y yo actuamos como si estuviéramos oyendo las palabras de la diosa Atenea, cuando en realidad estamos ante las simplezas de una burda imitación de Venus. La tía se queda aquí sola, a su bola: seguro que aprovechará para pecar con alguno y sacar unos euros pa’ cremas.
Volvemos, y no falla, ¡siempre se va al baño, y se tira allí la del copón! Sale toda maqueada, que parece que quedó con el principito, en cuanto oye llegar a alguno de los jefes. Comenta las cuatro proezas con las que salvó el futuro de la empresa mientras chateaba por Internet. La chica nos vuelca una sonrisa, arroja un beso por el que nos pegamos todos... y ¡zasss, toda la tarde libre para hacer lo que le sale de sus deseables ovarios! Y ya ves,… los jefecitos y los mamones de los comerciales siempre la traen en palmitas.


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BaUt: Absurdia 3 de 4



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—Ya, los comerciales, ésos si que... ¡Coño es que no hacen bien una puta cosa, sólo jodernos! Cuando no se equivocan en un precio, prometen entregas en plazos imposibles, o garantizan descuentos que nos tenemos que currar nosotros. Pero ojo: en su comisión no aceptan una mínima rebaja, aunque supusiera una ganancia mínima para la empresa. Y es que como luego “Ellos son los que nos mantienen con sus ventas”, como dice el joputa el Javi.
Tío, cuándo me empieza a fardar de coche, de móvil y de mierdas... me pongo como el caballo de un indio. Y a los jefecillos sólo les falta recibirlos con una pancarta que ponga “¡NAMASTE!”
—Ya, José, pero mira, yo paso de ellos, ¡qué les den! Tengo claro que no son mis compañeros. Es más, si te das cuenta, incluso los jefecillos nos tratan como si nosotros fuésemos el batallón de castigo, y ellos la tropa de elite. Por eso te decía lo de Carmen. Yo me quito el sombrero, y lo que haga falta si me lo insinúa, ante ella.
No, en serio, fiera, no te rías. ¡Joder, es verdad! La jabata no se esconde: llega tarde, hay momentos en los que ni dios sabe donde está, trabaja más como secretaria de dirección que como administrativa, y ya me dirás el curro que eso le da: imprimir cuatro pijadas, hacer cinco llamadas, y dejar que la inviten los otros babosos a café, copa... pero nada de puro. No, eso lo guarda para el trapichero de su novio, el tuneado.
¡Ah, se me olvidaba, es la fotocopiadora oficial del reino! Si es que la tía es la más lista. Ya viste, entró más o menos cuando yo, y es el ama del cotarro. Cuando llegó el buen tiempo, se sacó de la manga eso de la jornada continua, para cuidar de la madre, y ¡joder! La madre debe de pasarse la vida metida en un horno, ya viste lo morena y crujiente que nos venía en verano. Y ahora, en invierno, estoy seguro de que está tumbada en casa, viendo a la tía esa de Antena 3,... la Patricia.
Luego se maqueará, le dirá a la vieja que le planche la ropa, y saldrá a la calle con su korki de cartera generosa. La tía por ahí hasta las tantas, y a la mañana siguiente al curro, a lucir palmito, que para eso cobra, que para currar ya estamos los otros palmos. A los que de vez en cuando bendice con su sonrisa mientras nos pide un favor, o nos cuenta lo buena que es y lo bien que se lo pasa.


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BaUt: Absurdia 4 de 4


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—Y tú, y yo, aplaudimos, recogemos las babas y a currar. Pero el caso es que a ella los problemas de la oficina no la afectan. A ella no le van con broncas, ni insinuaciones de despido, y a mí sí. ¿Y qué quieres, Tino?, ya sabes que con la mierda de contratos que teneos nos echan a la calle y somos nosotros los que pagamos al INEM. ¡Joder, tengo 33 años, y no puedo volver a casa de mis padres!

Además, estas Navidades estuve hablando con Sonia, y vamos a comprar un piso. Mira, este trabajo no es gran cosa, pero a mí me da para vivir, y si hace falta quedarse, me quedo.

—Pero bueno, tío, ¿acaso no nos lo curramos bien? Venga, ¡no me jodas!, si se nos amontona el trabajo no es porque no lo solventemos, es que somos dos haciendo el curro de cinco. Además, este tipo de faena nunca se puede acabar, siempre hay un pedido pendiente, una albarán por contrastar,... Si no nos echan es porque no lo hacemos mal. ¡Coño, somos administrativos, no unos carpinteros que tienen que hacer un número concreto de sillas! No nos podemos agobiar ante la acumulación de curro.

—Mira… ¡yo me quedo, tío! Marcha, sé que tienes razón, que el sacrificio de quedarme no lo valoran y que lo que es una deferencia casi lo he convertido en obligación. Pero, por eso... me quedo un rato más. Ya tomaremos esas cervezas otro día.

—¡No, nos las tomamos hoy!, pero aquí. Venga, fiera, bajo a por unas cervezonis y unos pinchos. Pero tú pagas, tío. Venga, dame 20 euros y…






Imágenes en blanco y negro pertenecientes a la película "Cabeza borradora" de David Lynch. La jamona computerizada es otro de mis sueños húmedos.
©Nino Ortea Gijón, 25-III-09



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lunes, 23 de marzo de 2009

From lost to the river...

Quizás sea verdad eso de que no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos. O que el paso del tiempo pone las cosas en su sitio… ¡Quién sabe! Puede que hasta sea cierto lo de que toda espera paciente tiene su recompensa.





Por desgracia para mi descreído autoengaño, soy de los que creen que de los dichos a los hechos hay muchos trechos; así que no puedo evitar ver en el refranero un consuelo de bobos para un mal de muchos.

¿Yo recurrir a máximas? De eso nada, con los problemas que me dan las que me ignoran a la mínima… ¡antes me pongo un puercoespín como peluquín!





El caso es que sean o no verdades desnudas, siempre puede haber uno de esos adverbializados proverbios que, al igual que los horóscopos de los augures, te pille con el paso cambiado y te haga creer que vas bien encaminado por el mal camino.

Ayer, cuando mi ánimo aún estaba sobrio y mi juicio sereno, una correligionaria que me siente amigo, me dijo una de esas frases hechas que se deshacen cuando no las pronuncian labios que busco besar. Como colofón a la grata puesta al día sobre nuestras pequeñas cosas, Isabel resumió su reflexión sobre mis temores respecto a que mi teórica recuperación emocional sólo sea un espejismo, con un aforismo propio de una esfinge, no de una hurí: A cada puerta, su llave.





Cada vez que me sueltan una frasecilla de esas que se supone que tienes que entender al instante, me quedo perplejo. Si no fuera poco eso de quedarme sin cabello, sin neuronas y sin vergüenza, van y me dejan con la duda.

Es oír algo que resuene a refrán, y tras temblar como un flan, o me desvisto apresuradamente o permanezco esperando expectante. Lo mismo sucede cuando alguien me dice “¿Sabes lo que le pasó a Pepito?” y confío en que mi interlocutor me saque de la incertidumbre; aunque sea de la de saber a qué Pepito se refiere.

Así que, queridas lectoras, ya sabéis cuáles son las palabras y situaciones que hacen aflorar mi desnudez. No digáis que no os avisé.







El caso es que como, después de emitir su axioma, Isabel no abrió la boca, la billetera, ni su escote, solté una de esas memeces que pergeño cuando estoy tan a gusto con alguien que busco ocultarlo aparentando desinterés con sorna. Más o menos, le desgrané: “Ya, y from lost to the river”.

Una vez me llegó la sangre al cerebro, ya era tarde para todo menos para pagar la cuenta. Más que por que los dos tuviéramos que irnos camino de otras citas, debido a que mi sandez le debió de parecer un desprecio dado el cambio inmediato de tema por su parte. Por lo que al poco se levantó, buscando cambiar de sitio y, ante todo, de compañía.

En su momento no lo entendí; más bien ni me paré a pensar en lo que me había dicho, pues yo esperaba una especie de “Ninín, sigue así, no cambies”. Así que dimos puerta al encuentro, tras intercambiar las llaves de “Nos llamamos”. Ella a Boston, yo a California y la noche por delante.

Esta mañana, rumié su frase mientras deglutía mi mala experiencia del fin de semana. Así que, Isa, esta noche me he apresurado a decirte que sí, todo tiene su momento, y a disculparme por mi desatino. Y ahora lo hago aquí, en este sitio al que sé que te acercas casi de madrugada, tras apagar malhumorada el despertador, para comprobar si las cosas me van bien.

Por suerte ME VAN BIEN. Principalmente por tener a personas como tú en mi vida.





Buenos días, Isa. Te debo un café y un “gracias”.

Buenos días a todos los que acabáis de leer este texto, confío en que seáis mejores conversadores que yo.

Hay puertas que conviene cerrar y llaves que conviene tirar. En caso de necesidad siempre podemos recurrir a un amigo para que actúe de cerrajero de nuestra autoestima.

Cosquillas.

©Nino Ortea. Gijón, 23-III-09

From lost to the river...


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Quizás sea verdad eso de que no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos. O que el paso del tiempo pone las cosas en su sitio… ¡Quién sabe! Puede que hasta sea cierto lo de que toda espera paciente tiene su recompensa.



Por desgracia para mi descreído autoengaño, soy de los que creen que de los dichos a los hechos hay muchos trechos; así que no puedo evitar ver en el refranero un consuelo de bobos para un mal de muchos.
¿Yo recurrir a máximas? De eso nada, con los problemas que me dan las que me ignoran a la mínima… ¡antes me pongo un puercoespín como peluquín!


El caso es que sean o no verdades desnudas, siempre puede haber uno de esos adverbializados proverbios que, al igual que los horóscopos de los augures, te pille con el paso cambiado y te haga creer que vas bien encaminado por el mal camino.
Ayer, cuando mi ánimo aún estaba sobrio y mi juicio sereno, una correligionaria que me siente amigo, me dijo una de esas frases hechas que se deshacen cuando no las pronuncian labios que busco besar. Como colofón a la grata puesta al día sobre nuestras pequeñas cosas, Isabel resumió su reflexión sobre mis temores respecto a que mi teórica recuperación emocional sólo sea un espejismo, con un aforismo propio de una esfinge, no de una hurí: A cada puerta, su llave.


Cada vez que me sueltan una frasecilla de esas que se supone que tienes que entender al instante, me quedo perplejo. Si no fuera poco eso de quedarme sin cabello, sin neuronas y sin vergüenza, van y me dejan con la duda.
Es oír algo que resuene a refrán, y tras temblar como un flan, o me desvisto apresuradamente o permanezco esperando expectante. Lo mismo sucede cuando alguien me dice “¿Sabes lo que le pasó a Pepito?” y confío en que mi interlocutor me saque de la incertidumbre; aunque sea de la de saber a qué Pepito se refiere.
Así que, queridas lectoras, ya sabéis cuáles son las palabras y situaciones que hacen aflorar mi desnudez. No digáis que no os avisé.



El caso es que como, después de emitir su axioma, Isabel no abrió la boca, la billetera, ni su escote, solté una de esas memeces que pergeño cuando estoy tan a gusto con alguien que busco ocultarlo aparentando desinterés con sorna. Más o menos, le desgrané: “Ya, y from lost to the river”.

Una vez me llegó la sangre al cerebro, ya era tarde para todo menos para pagar la cuenta. Más que por que los dos tuviéramos que irnos camino de otras citas, debido a que mi sandez le debió de parecer un desprecio dado el cambio inmediato de tema por su parte. Por lo que al poco se levantó, buscando cambiar de sitio y, ante todo, de compañía.
En su momento no lo entendí; más bien ni me paré a pensar en lo que me había dicho, pues yo esperaba una especie de “Ninín, sigue así, no cambies”. Así que dimos puerta al encuentro, tras intercambiar las llaves de “Nos llamamos”. Ella a Boston, yo a California y la noche por delante.

Esta mañana, rumié su frase mientras deglutía mi mala experiencia del fin de semana. Así que, Isa, esta noche me he apresurado a decirte que sí, todo tiene su momento, y a disculparme por mi desatino. Y ahora lo hago aquí, en este sitio al que sé que te acercas casi de madrugada, tras apagar malhumorada el despertador, para comprobar si las cosas me van bien.
Por suerte ME VAN BIEN. Principalmente por tener a personas como tú en mi vida.


Buenos días, Isa. Te debo un café y un “gracias”.
Buenos días a todos los que acabáis de leer este texto, confío en que seáis mejores conversadores que yo.
Hay puertas que conviene cerrar y llaves que conviene tirar. En caso de necesidad siempre podemos recurrir a un amigo para que actúe de cerrajero de nuestra autoestima.
Cosquillas.

©Nino Ortea. Gijón, 23-III-09

Presentación de ¡Pechos fuera!


Presentación del libro
PECHOS FUERA
de
Pepe Colubi


Antonio Rico presentará al autor
El grupo Moonglow interpretará sintonías catódicas
Jueves 26 de marzo, 19:30 horas
Sala Ámbito Cultural de El Corte Inglés
Centro Comercial Costa Verde
GIJÓN

sábado, 21 de marzo de 2009

Jon Rhoner, marino.


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(…..)

Como es habitual en su obra, tras el barniz aventurero e incluso sarcástico de cualquiera de estos siete capítulos, Font presenta una reflexión sobre ciertos principios económico-políticos de la Sociedad actual. Principios presentes en nuestro mundo desde que Caín le aplicó una OPA hostil a Abel; o desde que el Casero echó en su ira a Adán y Eva de su parcela en el paraíso. Y es que la codicia y la intransigencia, son dos carretas que tiran más de nuestros instintos que un buen par de… acciones.

Permítanme, en mi modestia, no sólo aconsejarles la lectura de Jon Rohner, marino —una obra impregnada de la pasión de la juventud y que rezuma la experiencia de la madurez— si no sugerirles que la regalen a un amigo. A ese amigo con el que les hubiera gustado compartir rutinas que a su lado se habrían convertido en aventuras.

Cuídense.

Y así acaba el artículo que acabo de publicar en Tebeosfera, si te apetece leerlo de proa a popa, pulsa aquí, grumete.

Ojalá nunca falte viento en tus velas.

©Nino Ortea. Gijón, 21-III-09





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