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viernes, 17 de julio de 2009

The Savage Dragon: Si volvieran los dragones 2/8


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En esa época de incertidumbre, siete magos valientes decidieron unir sus artes creativas en la Comunidad de la Imagen. Sus nombres figuran en los anales de la Historieta: Rob Liefeld, Erik Larsen, Jim Valentino, Todd McFarlane, Marc Silvestri, Whilce Portaccio y Jim Lee. Cada uno estableció los límites de su comarca artística, y forjó su propio anillo de poder con el que controlaría sus creaciones. No pasaría mucho tiempo antes de que la enemistad floreciera entre los integrantes de la comunidad, ahora reducida a cuatro brujos.
Lo que sigue es una antología de las leyendas que acompañaron al habitante más destacado de Highbrow Enterteiment, comarca gobernada por Erik Larsen: The Savage Dragon (TSD). Galán condenado a pagar las consecuencias de tener en pleno siglo XX, ya XXI, un corazón medieval, guiado por su disposición a desfacer entuertos y su fidelidad a la dama de sus sueños.



Había una vez un joven...
...aprendiz de mago que gustaba de pasar el tiempo esbozando conjuros gráficos de una serie de creaciones con las que, en sus sueños adolescentes, soñaba poder frenar el avance de Muermor. Star, Zeek o The deadly Duo eran algunos de los paladines convocados por la magia de su lápiz.
De entre todos estos escuderos, a los que esperaba investir algún día como héroes, destacaba Dragon, joven hacia el que desarrolló un cariño especial, plasmado en los más de cincuenta encantamientos que desarrolló para él, superando alguno de ellos las cien páginas de longitud. Como buen mago, Erik fue perfeccionando las hechicerías que protegían y guiaban a su pupilo.
Éste comenzó siendo un extraterrestre, procedente del recóndito Planeta Rojo. Ya en la tierra adoptaba la identidad de Flash Mercury, necesitando invocar al mago Fon-Ti para transformarse en un coloso esmeralda encrestado. En otras encarnaciones Dragon era un humano que se convertía en suprahumano al encontrarse en situaciones apuradas. Ocasionalmente aparecería como miembro de la S.O.S (Society of Superheroes). No faltaron sortilegios que lo presentaron tropezando dos veces con la piedra del matrimonio; o como padre de tres infantes también superhéroes.
Erik recurría en esta época de aprendiz de brujo a encantos conocidos por todo aficionado, de ahí que la mayor parte de las encarnaciones citadas anteriormente nos sean familiares, y deban ser consideradas como meras resonancias de los libros de magia que devoraba. El final de su etapa de estudiante de Secundaria, coincidió con el inicio de su profesionalización en las Artes Gráficas.
La editorial Charlton Comics publicaba un tebeo llamado Charlton Bullseye donde tenían cabida los trabajos de todos aquellos dispuestos a olvidarse de esa vulgaridad llamada dinero, y compartir su magia sin buscar otra recompensa que la admiración de los seres queridos —o deseados— a los que sorprender, alegrar o seducir con una copia —impresa como dios manda— de una muestra de sus habilidades artísticas. Desgraciadamente, cuando nuestro joven creador acudió a alistarse a la citada comunidad era tarde, pues ésta se estaba disolviendo, aunque su editor tuvo palabras de ánimo para el joven Larsen, el cual redobló sus esfuerzos narrativos.
Esfuerzos traducidos en la autoedición, junto a algunos cofrades, del fanzine Graphic Phantasy, en cuyas dos primeras entregas aparecían sendas aventuras de Dragon. Al mandar ejemplares de la publicación a reputados zahoríes e iniciados, Erik daba el primer paso en la calzada de baldosas doradas que lleva hacia el reino del Mago de Oz de la Profesionalidad. Al igual que le ocurría a la Alicia del cuento de Lewis Carroll, Larsen iría encontrándose a lo largo de su viaje con interesantes compañeros de camino.
El primero fue Gary Carlson, quien en 1983 lo invitó a desarrollar una creación para Megaton, antología de relatos protagonizados por supertipos –entre los que se encontraban los Youngblood de Rob Liefeld– que aquel planeaba editar. En Megaton 1, está el primer trabajo profesional de Erik, una historia de Vanguard, cuya autoría compartía con Carlson. Vanguard figurará en las cuatro primeras entregas de Megaton, aprovechando Eric para introducir sus propios quijotes: Mighty Man aparecía en el segundo episodio, en el cual también asomaba un cambiado Dragon, ya sin capa ni cinturón de utilidades. En un principio éste se enfrentaba a Vanguard para pasar a combatir conjuntamente a los acólitos de Serión. El destino acabó llevando al gigante esmeralda al cuarto número de Giant Sized Mini Comics —publicado por Eclipse Comics— donde recurriendo a un conjuro del maestro Pirandello, Dragon le echa en cara a su creador su incipiente alopecia y su incapacidad para conseguir una colección regular que plasmase las mágicas gestas del titán encrestado.



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