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Mis mejores deseos para ti y los tuyos, amable leyente, ahora y siempre

domingo, 31 de octubre de 2010

Como las lágrimas en la lluvia II


Internet es el Futuro, según aseguran los poderes que son. De momento, Internet nos lleva al Pasado.
La mensajería instantánea nos remite a la época de las cartas. A ese estar pendiente de si el cartero te visita el día de San Valentín.
Las redes sociales nos enredan en la búsqueda del contacto con sombras del pasado que, a la luz de la comunicación, recobran vida o se desvanecen.
Es doloroso leer cómo me resisto a dejar pasar al pasado y hago de él lo único que me pasa. Me preocupa la intensidad con la que revivo lo extinto.

En el exterior, el Recuerdo o el Olvido están prendidos a la intensidad de un instante. En Internet, el Guardar o Borrar están vinculados a la presión sobre un enlace. Ser o no ser ya no es una cuestión, es un clic.
Corría el año 1981 cuando el grupo musical The Police publicó el disco Ghost in the Machine donde se nos definía como espíritus en un mundo material. Pocas cosas hay más materiales que   .. Desde un punto nada dialéctico —pero sí muy materialista— su acceso no es libre ni universal, hay que pagar por su uso, pese a que no pertenece a nadie. Desde un punto tangible, pocas cosas hay más materiales que la maraña de cables que  el mundo de éter que nos espera al otro lado del espejo. Donde, con sus distorsiones, simetrías y esperpentos nos encontramos con un reflejo de este lado. Refracción que, al igual que ocurre al confrontar dos lunas, transmite la sensación de prolongarse hasta el Infinito y más allá.
A día de hoy, la Vida y la Muerte convergen en Facebook.
El fantasma que mora en su máquina me recordó que hacía mucho tiempo que no escribía a un amigo, muerto en lo físico pero vivo en el hálito de quienes lo añoran. Me sorprendió esa posibilidad de invocar a los muertos con la tabla guija del teclado. Facebook ofició de libro de conjuros e Internet de médium. Lo que me encontré me descolocó: vi dolor, vi cariño, vi añoranza…
En ese momento evoqué la exaltación a la vida del replicante Roy Batty en la película Blade Runner (Ridley Scott, 1982): "He visto cosas que vosotros no creeríais: naves de ataque en llamas más allá de la nebulosa de Orión. He visto centellear rayos-c en la oscuridad, cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como las lágrimas en la lluvia. Es hora de morir". Roy formula esta reflexión en noviembre, tiempo de adviento.
Me he vuelto a plantear el cierre de mis dos cuentas en Facebook.
No practico el culto a los muertos. A día de hoy no sabría ir con paso firme al columbario que guarda las cenizas de mi madre.
Cuando me muera, no quiero flores ni lápidas. No quiero que me recuerde quien me ignoró en vida, ni que me llore quien sólo me hizo feliz. No creo en la paz de los muertos. Quiero descansar en paz.
Cuando me muera, me gustaría que alguien cuidara de mis seres queridos.
Yo estaré bien.
Nino Ortea.






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