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miércoles, 13 de junio de 2012

El cine de género en Europa II


 Popsy Pop contra Hollywood 10
Tanto actores como realizadores no muestran ningún reparo para simultanear todo tipo de género: El citado Reeves, fue vaquero —Vivo para matarte (1968, Camillo Bazzoni )— corsario —Morganel pirata(1961, André De Toth y Primo Zeglio)— o árabe —El ladrón de Bagdad (1961, Arthur Lubin y Bruno Vailati). Y qué decir de JesúsFranco, el director de lo mil seudónimos, quien alterna cine familiar —Bésame, monstruo— con el erótico —Justine— sin que su pulso se resienta. Y ésas fueron sólo dos de las siete películas que rodó en 1969.
Conviene recordar que también en los países democráticos existen normas censoras, con lo que muchas veces el vínculo de estas producciones con el movimiento contracultural desaparece a tijeretazos, a la par que escenas incómodas o subtramas indeseadas.
La Contracultura goza a partir de la segunda mitad de los años 50 del trampolín mediático de la Generación Beat, que con su popularidad posibilitará el surgimiento de movimientos sociales como el Hippie o el Punk. Europa será el territorio donde estas corrientes contraculturales alcanzarán mayor repercusión —París, Mayo, 1968— y el cine de género será claro reflejo de su raigambre social, poblando sus fantasías de personajes —El Zorro, Ursus o Fantômas— que combaten a un Sistema que oprime al humilde. 

Es quizás en este aspecto en el que más se diferencia de los modelos yanquis que imita. Mientras que en EE. UU. las películas inspiradas en la división clásica de géneros —Terror, Musical, Western…— apenas cuentan con mercado desde comienzos de 1960, en El Viejo Continente ocurre lo contrario. Acaso se encuentre la razón en el hecho de que ese cine, al que muchos denostaron como de “subgéneros”, se desprende de los valores autócratas o conservadores que trasmite Hollywood, para revestirse de una intención desmitificadora, cuando no autoparódica, del concepto de “héroe” y de crítica social. 

Recursos creativos propios de sociedades como las europeas, que aún tienen cicatrices resultantes de conflictos bélicos recientes de los que resultaron un puñado de héroes y varios millones de víctimas.

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