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viernes, 4 de abril de 2014

CAPITÁN AMÉRICA: CUANDO DESPIERTA EL DURMIENTE VI



El sexto capítulo no sólo sirve para desvelar que en realidad el Capi no mató a Faysal, víctima de su creencia en una ciencia que avanza que es una barbaridad, sino que supone la despedida de Cassaday como dibujante regular de la serie, aunque se mantendrá como portadista hasta el número 16. Su dibujo es impresionante, contando con un gran apoyo en el coloreado de Dave Stewart. Cassaday se confirma como algo más que un buen dibujante, en el que podemos considerar su trabajo de mayor envergadura en una carrera donde sus contadas producciones –como Desperadoes o Planetary– ya habían dado muestra de su excelencia creativa.

Captain America es su primer contacto con un icono de la industria del cómic y su primer trabajo continuado para una serie de altas expectativas comerciales. No conviene olvidar que los trabajos citados anteriormente los había realizado bajo el paraguas protector de WildStorm, donde las exigencias de productividad y rentabilidad son menores a las de DC o Marvel. De hecho sería impensable la continuidad en cualquiera de ellas de una colección atípica como Planetary, que manteniendo la estructura interna –cada episodio ahonda más en el desarrollo de una trama única– y externa –en sus cuatro años de existencia ha mantenido su numeración– de una serie regular, adolece de la principal característica de una producción de este tipo: una cadencia fija.

Cassaday se ratifica como un gran narrador viñeta a viñeta, página a página. Adaptando la distribución y planificación de las imágenes, o ajustando la secuenciación de las escenas al ritmo de la historia narrada. Su Capitán muestra el desencanto de la persona que ha despertado de un sueño hipnótico, encarna la habilidad física y mental de un soldado preparado para responder como una máquina de guerra, luce la majestuosidad de un hombre que pese a tener habilidades que lo acercan a un dios, muestra empatía con los débiles, solidaridad con los desheredados y denuedo frente a los miserables.
Su dibujo huye de lo puntilloso y lo minucioso, capturando en su trazo cuidadoso aspectos y detalles que respetan la imagen iconográfica del héroe, la atmósfera fantástica de sus aventuras y el trasfondo realista de su ambientación. Su entintado firme, y el coloreado elocuente dotan a sus escenas de un dramatismo, dinamismo y sensibilidad escasos en un arte sobrado de ganapanes que sólo buscan el lucimiento personal.

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