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viernes, 4 de abril de 2014

CAPITÁN AMÉRICA: CUANDO DESPIERTA EL DURMIENTE VII






Leyenda viviente

The Extremists es el título del siguiente arco argumental, que abarca del episodio 7 al 11 de la colección. Nos encontramos ante una narración confusa en su aspecto literario, y abrupta en el plástico. Rieber no llega a finalizar la historia, según parece por serias diferencias con Marvel. Ya en el episodio 10 el omnipresente Chuck Austen firma conjuntamente con él los guiones, pasando en el capítulo 10 a convertirse en el escritor regular de la serie hasta la entrega 16.

The Extremists se inicia con el Capi, o más bien habría que decir Steve Rogers, pues a estas alturas su identidad secreta es vox populi, viviendo en Red Hook, Brooklyn, unos tres meses después de su anterior misión. Rogers trabaja de estibador en los muelles vecinos a su nuevo hogar, y no quiere saber nada de su antigua condición de superhéroe, concentrándose en funcionar como fuerza de paz entre las diferentes bandas que pueblan su barrio. Pese a desentenderse de Shield, Rogers deberá volver a empuñar su escudo para investigar la muerte de un amigo, americano nativo, muerto durante una operación de la agencia comandada por Fury.
De la que examina los restos de su colega, el Capi se da cuenta de que no está ante el cadáver de su camarada, pues este no presenta sus viejas cicatrices de guerra.
Al alejarse de la escena del crimen, el Capi es asaltado por un grupo de combate enrolado en una especie de sección secreta de Shield. Lo que sigue es una historia confusa, en la que se mezclan conceptos como clonación genética, racismo, trasmigración de almas, fuerzas elementales, traición y venganza. El brebaje resultado de tal combinación resulta en muchos momentos indigestos a diferencia del Capitán América mostrado en el arco anterior, un custodio de los ideales del pueblo norteamericano, nos encontramos ante un soldado que combate batallas ajenas que cree propias, tal vez desorientado por el hecho de ver que un enigmático equipo de asalto está compuesto en su totalidad por clones suyos y de su añorado Bucky Barnes.

A lo largo de la historia había sido presentada Hana, una atlante llamada a desempeñar un papel importante en el siguiente arco argumental. A la dispersión temática, Austen une un enfoque plano del personaje, siendo su acierto principal la introducción de una idea: La posibilidad de que fuese el USA Army quien provocó el accidente que llevó a la congelación del Capi, para evitar su oposición al uso genocida de las bombas atómicas que pusieron fin a la Segunda Guerra Mundial.
En el aspecto gráfico también se aprecia un guirigay. Trevor Hairsine firma las tres primeras entregas. Su trabajo no muestra fisuras desde un punto de vista técnico, pero carece de fuerza y personalidad. Coincidiendo con la marcha de Rieber, Hairsine es sustituido por Jae Lee; quien despliega un trazo firme y vigoroso, que alcanza matices desgarrados y profundamente emotivos. Sus formas son simples, marcadas por unas líneas profundamente oscuras; convierte las imágenes de su fértil imaginación en un lenguaje plástico convincente. Entremezcla perfectamente un mundo irreal, casi onírico, con el realismo y suciedad de nuestra sociedad actual. Alcanzando tremenda intensidad expresiva gracias a la fuerza expresiva del coloreado de José Villarrubia.

Lo sorprendente de todos estos cambios creativos –el único que había anunciado su intención de permanecer por poco tiempo en la colección fue Cassaday, quien curiosamente acabó participando en más episodios que el resto de sus compañeros de viaje– es que la colección funcionaba muy bien a nivel de críticas y ventas. De hecho, en las páginas del episodio 7, Marvel hacía costar que la publicación había pasado de una tirada de 56.891 a 83.919 ejemplares.
 

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