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Mis mejores deseos para ti y los tuyos, amable leyente, ahora y siempre

sábado, 31 de enero de 2015

Buscando el olvido: planes para el año 2015

El 29 de enero 2014 comencé la escritura de mi novela “Buscando el olvido”. Apenas había llegado el verano y ya daba por finalizada la revisión de su texto, tal y como cuento aquí. 

Desde entonces, una nueva revisión profunda de la novela y su envío a cuarenta y dos editoriales me han mantenido ocupado. El nada sorprendente silencio empresarial con el que se contestó a mis correos, me había impulsado a aparcar la novela –las esperas forzadas desesperan mis fuerzas– y a emprender un nuevo proyecto: una antología de relatos de vidas cruzadas por la posesión de un objeto.

Pero he cambiado de planes. Creo en la valía del texto que he escrito; además, en opinión de Toni y Mar –las dos únicas personas que han leído el borrador la novela, tal y como estaba redactado cuando se lo facilité– la obra es interesante, aunque no carente de fallos y posibilidades de mejora.
El miedo a quedarme atrapado en el laberinto de la reescritura perfeccionista me había vuelto cobarde. Y lo peor es que la mía era una cobardía inconsciente, una de esas cobardías de las que uno se avergüenza tanto que la disfraza de valentía. El leer los comentarios que recibí en la entrada Vivo en dos mundos, me ha ayudado a comprender lo dañino de mi autoengaño. Doy las gracias a María, JLOMaduixeta, El Demiurgo, Carmen, Clarisa y Mario por hacerme sentir su aprecio. Es curioso que yo que me considero mi mayor animador, necesite que seáis otros los que me digáis lo que, en la soberbia de mi autonegación, siempre escribiré que no necesitaba leer.

He decidido añadirle un capítulo a Buscando el olvido –que hará el número treinta y cuatro– y perfeccionar la narración de la trama que cuenta cómo se conocen los padres del protagonista –mis dos atentas lectoras coincidieron en que esa parte está enmarañada–. Confío en haber acabado esta remodelación cuando así me lo diga mi inspiración.
Ya os comentaré.

Por cierto, quizá te apetezca leer el prólogo de Buscando el olvido, si es así, sólo tienes que escribirme a ninortea@hotmail.com y estaré encantado de enviártelo.
Un abrazo.

viernes, 30 de enero de 2015

La pintora Lucía Alonso inaugura una nueva exposición



Este próximo viernes, 6 de febrero, la pintora Lucía Alonso inaugura una  nueva exposición, presentada bajo el título de Píntame.

Tendremos hasta el día 18 de este mes para acercarnos al café La Revoltosa (c/ Juan Alonso, 12, Gijón) y disfrutar de su obra.

miércoles, 28 de enero de 2015

Vivo en dos mundos


Me cansa vivir por inercia.
Me veo obligado a articular una cadencia rutinaria de obligaciones autoimpuestas que me sacan del aislamiento. Aunque cada vez ignoro más la ¿conveniencia? de socializar y paso más tiempo solo. Es curioso el que la mayoría de la compañía ajena me aburra y la mía me entretenga. Mantengo compromisos sociales por mera autorregulación; cada vez los frecuento menos, ya que cada vez me hartan más.

Sin embargo, en el mundo de éter en que flota Ven y enloquece recibo visitas estimulantes; y gracias a él he conocido personalidades briosas como las de Verónica, JLO, Maduixeta, Nicky… En este entorno sí me gustaría tener más contactos sociales, comentar en más blogs y compartir más experiencias. Pero no puedo. Mi realidad mundana se proyecta a este mundo en el que soy un “sin papeles”, un “ilegal” que no tiene un contrato que regularice su ciber-existencia. Este alejamiento forzado me frustra.

Tolero mal la frustración, quizá porque me acerca a mi Realidad y me aleja del Deseo: no quiero ser como se me obliga a ser, sino que como ensueño ser. Para evitar que el desencanto se convierta en ira, suelo eliminar del deseo aquello que no me es accesible. De ahí que, periódicamente, me plantee dejar este blog. Pero siempre acabo volviendo, ya que uno nunca desatiende aquello que de verdad ama.

Tras sopesar, nuevamente mi enrocamiento  en el Cibermundo, vuelvo a ser yo mismo en este blog, o más bien soy quien quiero ser en él: el inexistente Nino.
Fuera de aquí, para archivistas y numerarios, aún soy MjOs. Por suerte tengo dos nombres, por suerte vivo en dos mundos.

martes, 27 de enero de 2015

Entremés de la tercera temporada de Hannibal



Lo reconozco, soy un “fan-nibal” de la teleserie Hannibal.  Devoro cada uno de sus episodios y los saboreo hasta relamerme de gusto. Ningún otro plato serializado sacia con tanto exquisito mi ávido apetito de ficción virulenta.



Los ocho meses de abstinencia forzada van a convertirse en doce, ya que la nueva temporada de Hannibal no se estrenará hasta la cercanía del verano.
Parece ser que la trama mantendrá sus perífrasis con la trama desarrollada por Thomas Harris para sus novelas; y que los guiños literarios se centrarán bastante en la obra El dragón rojo. Siento curiosidad por ver el acercamiento que hacen al personaje de Molly, la futura esposa de Will Graham.
Creo que la espera merecerá la pena y no nos encontraremos ante un plato de ideas recalentadas.

domingo, 25 de enero de 2015

Pájaros en la cabeza



Ayer quise contestarte que de tener un superpoder me gustaría que fuera el de volar.




No es que me ensueñe caminando por La Luna, como cantó Gordon Matthew Thomas Sumner; pero sí que me gustaría experimentar la libertad de movimiento que asocio a volar, sí que me gustaría poder ver las cosas desde otra perspectiva.

De hecho, una de mis prácticas irrefrenables en casa ajena, como has comprobado, es la de asomarme a cualquier ventana y aprovechar esa oportunidad de observar mi ciudad, mi realidad, desde una vista diferente. Este arrimarme a las alturas os sorprende a quienes sabéis de mis problemas de vértigo; encuentro difícil aclararos que mi fobia no la activa la distancia al suelo, sino la probabilidad de caerme a él. No todo el mundo sonríe como tú haces al escuchar mis caprichos; y hay veces en las que temo que tu sonrisa tenga más de compasión que de comprensión.


Me cuesta explicar lo que encuentro evidente, ya que la pasión es un sentimiento impulsivo y no un acto reflexivo. Además, por la forma en que se me plantean ciertas preguntas siento que los inquisidores no se interesan por lo que digo, sino que lo ponen en duda. Eso sentí tras disfrutar, más allá del placer de tu compañía, de Birdman. No hago secreto de que mi debilidad por Naomi Watts es tan instintiva como la de esta bestia frente a tu belleza, ni de que me encapricha el actuar de Michael Keaton
Tu pregunta, remarcada en extrañeza, sobre qué podía haber visto en la película para que me gustara tanto, cuando a ti te había parecido pretenciosa, no es que no mereciera mi respuesta, es que preferí frenarla y en lugar de ello me sinceré sobre lo mucho que había disfrutado de nuestro primer cine juntos.

Ante ese tipo de requerimientos con demandas explicativas sobre lo que no tiene explicación, mi tono vehemente en la contestación amenaza la razón de mi juicio. Pedirme que razone lo espontáneo, que explique lo que hace que me guste lo que me gusta, me es tan forzado como el evitar sonrojarme cuando me miras con ganas. Por eso me cuesta hablar de ciertas cosas y opto por escribirlas: es una forma de compartirlas sin temer a la respuesta.


Respuesta que ahora te doy, contando con que llegue a ti desde este blog que, aparentemente, desconoces. Lo escribo con la ilusión con la que un náufrago confía en que sea leído su mensaje en una botella: la necesidad nos hace creyentes en lo improbable y agnósticos de lo imposible. Me gusta Birdman porque me habla de ti y de mí: tú tienes el atractivo de Naomi Watts y la honestidad de su personaje; y yo soy ese Michael Keaton egoísta con todo menos con su deseo.




Más allá de tu piel, mi deseo está en volar, aunque sólo sea una vez, aunque sea la última. Allí sentados en el cine, había volado y lo había hecho a tu lado. Intenté decírtelo, pero temí que tu sonrisa cómplice se convirtiera en risa burlona.


Tengo pájaros en la cabeza; no ensueño retar a la ley de la gravedad, sino ver la realidad desde otra perspectiva.

sábado, 24 de enero de 2015

martes, 20 de enero de 2015

Sobre los recuerdos encubridores



Y con este tercer escrito doy por concluido mi informe sobre la inexistencia de  Nino Ortea y la inconsistencia de Tino Portea.

Por un tiempo las cosas marcharon bien.

Lo animé a que introdujera varias voces es su discurso–a las que él llamó heterónimos— a fin de aliviar su esquizofrenia. Su mejoría lo llevó a vencer su alergia al trabajo físico, que él esconde bajo el dicho: “Sudar es muy vulgar”. Tino llegó a venir muchas noches a ayudarnos con las tareas de mantenimiento, repintado y adecuación de nuestras instalaciones. Para el desempeño de tales funciones, se inventó la excusa pública de que trabajaba de recepcionista en un hotel, pues siempre ha negado su vinculación con esta institución.

YO permitía todas sus extravagancias al notar rasgos evidentes de su evolución:




I) Ya no lloraba al ver su reflejo en cualquier espejo.

II) Había dejado de fumar.

III) Apenas mentía sobre su pasado a sus lectores en el blog.

IV) No compraba todo crecepelo que se anunciaba en la teletienda.



Pensé que había dado el paso definitivo en su curación cuando el 3 de julio de 2011 se despidió de este blog en una entrada con el significativo título de "La soledad era esto”.


Me equivoqué.

Al poco de cerrar Ven y enloquece, abrió otros blogs donde no se encontró cómodo alejado del personaje de Nino Ortea. Cayó en un período de apatía, traducido en un desencanto con todo y todos.

El 18 de septiembre de 2013 Tino regresó como Nino Ortea a este blog. Y lo hizo al más puro estilo excesivo de su personaje: lo primero que hizo fue borrar todos los comentarios y algunas entradas delatoras de su pasado, tras lo que colgó un texto delirante titulado “Yo pagué sus culpas”. Engrandeció la figura de su alter ego, al que presentó como autor de una novela finalizada, colaborador en libros antológicos y participante en actos culturales institucionales.


Tras casi año y medio de supervisar su progresivo enninamiento, el pasado martes 6 de enero YO ordené su ingreso en el centro que regento, ante el miedo a que Nino volviera a dominar a Tino.

Por desgracia, ayer lo sometí al test de Rorschach de enfrentarse a este blog, y los resultados fueron preocupantes: ¡Se mandó besos a si mismo al ver la foto del oso Yogui sujetando el cartel de Los Pecos!


De momento, la dirección de este manicomio pasa a ocuparse de la dirección, redacción y maquetación de los contenidos de esta bitácora. Hasta nuevos avances, las colaboraciones de Tino en Ven y enloquece serán esporádicas, ocupando su lugar algunos de nuestros más saneados huéspedes, al igual que los miembros más cualificados de nuestro personal.



Ya sabe, cuando lea aquí o allí, algo firmado por Nino Ortea, no dude de su carácter apócrifo. Todo lo que aparezca así rubricado, no será más que una sarta de mentiras falseadas por un ser tan falsario como el Presidente del Gobierno o Paquirrín.

Confío en que sepa entender y disculpar la actitud de Tino. Es un narciso de su falso reflejo.



Antes de dejarlo, permítame un consejo:

No meta la cabeza en un microondas encendido. No sólo evitará quedarse calvo, también se ahorrará subir —cual un Tino Portea cualquiera— las montañas de la locura. ¿No saben de qué cimas les hablo? Sólo su sufridor puede contarle lo que empezó como una historia de pasión y finalizó como una histeria de degradación. YO no puedo traicionar la confidencialidad doctor-paciente, a menos que se me ofrezca un dinero que me vuelva hipócrita frente al juramento hipocrático.



Distinguido autor de este informe:

Dr. Alex Zorka.


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