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Mis mejores deseos para ti y los tuyos, amable leyente, ahora y siempre

miércoles, 30 de agosto de 2017

Un histórico cine de Memphis retira “Lo que el viento se llevó” por la polémica racial

Increíble el grado de memez intelectual que está alcanzando nuestra sociedad. Ahora la Historia no sólo la reescriben los poderosos, también la emborronan los majaderos.


A continuación reproduzco un corta/pega de un artículo de NICOLÁS ALONSO para la edición digital del diario “El país”.

Un histórico cine de Memphis (Tennessee) anunció este fin de semana que cesará la programación de la película Lo que el viento se llevó, un clásico de la cinematografía estadounidense producido en 1939, en su serie de verano por su contenido “insensible”. La decisión la tomó el presidente del Orpheum Theatre tras recibir quejas de numerosos espectadores, que calificaron la producción de “racista” y un “homenaje al supremacismo blanco”. Las críticas surgieron en el contexto de los disturbios racistas a mediados de este mes en Charlottesville (Virginia).
(…)
La primera proyección de la película en el Orpheum este verano coincidió con el día de la marcha de supremacistas blancos en Charlottesville el 11 de agosto, que resultó en la muerte de una mujer. En ese contexto, decenas de asistentes denunciaron en Facebook la película como un homenaje a la supremacía blanca y la criticaron por sus tópicos racistas.
“El Orpheum, como una organización dedicada a ‘entretener, educar e iluminar a su comunidad de espectadores’, no podrá continuar retransmitiendo una película que es insensible hacia una gran parte de la población local”, anunció en un comunicado el presidente del teatro, Brett Batterson. “Poco a poco, liberaremos a esta comunidad de elementos de elogio hacia la supremacía blanca”, explicaba una periodista afroamericana local.
(…)

Hasta ahora, Lo que el viento se llevó había participado anualmente en las 34 series de verano del Orpheum. Los responsables del centro adelantaron que tampoco será proyectada el próximo verano. El debate en torno a la decisión pone de relieve la tarea pendiente que todavía lidia Estados Unidos con respecto a las relaciones raciales. Y surge tras días de críticas al presidente Donald Trump por no ser suficientemente crítico hacia los grupos supremacistas blancos, un sector de la población que se ha visto alentado por el auge del republicano.

Fiesta del cine, octubre 2017


Ir al cine costará 2,90 € del 16 al 18 de octubre.
Consigue tu acreditación pinchando aquí.



lunes, 28 de agosto de 2017

A bientôt, mes chers lecteurs

Saber actuar con antelación es una de las muchas lecciones que me queda por aprender en la escuela de la vida.
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Ahora, a destiempo, sé que fue un error el haber esperado hasta tener acabada la escritura de mi última novela para emprender su lectura conjunta, aunque: ¿cómo iba a leer una historia completa si aún no la había acabado? Soy torpe –ocasionalmente, puedo comportarme como un tonto de capirote–, pero aún no sé cómo habría podido corregir un texto que aún no había acabado de escribir. ¿Por partes? No, esa técnica repetitiva está bien para tararear la letra de la canción del verano, no para entender una obra que no cobra orden y sentido hasta que se le pone punto y final.

Quizá la culpa está en mi déficit de atención, trastorno que me lleva a no reparar en que vivimos en una sociedad de apariencias, inmortalizada por fotógrafos onanistas y escritores ágrafos; de ahí que quizá mi error no fue la lectura tardía, sino la escritura pronta de una nueva novela cuando podía haberme pasado el resto de mi vida “tuiteando” mi condición de escritor maldito: las redes sociales son un claro muestrario de egos sustentados por necios conjurados.
Como buen anacrónico, no me dio por seguir el signo de los tiempos, sino que por fabular mis crónicas con Ana. Bueno, en realidad con “Anne”, pues la mía era una fabulación afrancesada en la que me transmutaba en un connoisseur del arte amatorio y en vividor del París de “Les années folles”. Y la fabulé con ganas, ya que llegué a tener escritos seis capítulos de la segunda entrega de mi planeada trilogía, antes de plantearme la conveniencia de comprobar si lo que llevaba escrito conducía a alguna parte.

Mi intención era autopublicar la primera entrega estas Navidades, pues confiaba en que el texto sólo necesitaría de una corrección pausada de faltas ortográficas y despistes en su continuidad. Pero no fue así: lo que me encontré es una sucesión de relatos interconectados por mi arrebato creativo, no por mi capacidad para hilvanar una historia. A las faltas y despistes, se une una ausencia de trama continuada, lo que hace que en muchos casos las cosas ocurran porque sí, como en un torrente de actos incoherentes que sólo cobran caudal en mi mente.

Para mi suerte, tengo más dedos de frente como lector que como escritor; y, sin quitar ni un ápice de valía el estímulo de su escritura, sé qué el texto es flojo y necesita de una reescritura cuidadosa si quiero compartirlo como obra de creación; pues, tal y cómo está, mi enninación es puro deleite de recreación solitaria. Por ponerte un ejemplo evidente, atento lector: en esta œuvre de fiction faltan escenas de sexo, lo cual es llamativo dado que el protagonista es un prostituto, y que su profesión juega un papel importante en la trama de suspense que novelo.
Pero soy caprichoso, y me gusta lo que he escrito, no me apetece cambiarlo: tal y como está refleja lo que quería escribir, y además me habla de las experiencias que viví durante su proceso de escritura. Así que, hasta que discurra cómo hacer nuestra un fabulación muy mía, el proyecto se quedará tranquilo.
Lo que no quiere decir que en mis planes creativos figure el dedicarme a la recherche du temps perdu en mi ensoñación parisina. No, tengo en mente un par de proyectos: el más cercano es la publicación de una antología de cuentos y relatos –ya están escritos, así que sólo tengo que seleccionarlos y corregirlos–, luego vendrá la escritura de una nueva novela, cuya trama está cobrando forma en mi cabeza y de la que he escrito el primer capítulo.

Durante unos días estaré aún más alejado de Internet de lo que es habitual en mí; ya que, a la vez que selecciono los textos, quiero probar un programa de edición, para que así mis libros impresos tengan un acabado más chulo.
Una vez más, amigo lector: gracias por venir y enloquecer.

A bientôt, mes chers lecteurs fous!

Sophie B. Hawkins - Damn I Wish I Was Your Lover

La última vez que vi París no dejé de canturrear esta canción de Sophie B. Hawkins.


"Damn, I Wish I Was Your Lover"

That old dog has chained you up, alright
Give you everything you need to live inside a twisted cage
Sleep beside an empty rage
I had a dream I was your hero

Damn, I wish I was your lover
I'd rock you 'til the daylight comes
Made sure you are smiling and warm
I am everything, tonight, I'll be your mother
I'll do such things to ease your pain
Free your mind, and you won't feel ashamed

Open up on the inside
Gonna fill you up, gonna make you cry
This monkey can't stand to see you black and blue
I give you something sweet each time you come inside my jungle book
Or is it just too good?
Don't say you'll stay, 'cause then you go away

Damn, I wish I was your lover
I'd rock you 'til the daylight comes
Made sure you are smiling and warm
I am everything, tonight, I'll be your mother
I'll do such things to ease your pain
Free your mind, and you won't feel ashamed
Shucks, for me there is no other
You're the only shoe that fits
I can't imagine I'll grow out of it
Damn, I wish I was your lover (oh, yeah)

If I was your girl, believe me
I'd turn on the Rolling Stones
We could groove along and feel much better (guess what)
Come, let me in, mm
I could do it forever and ever and ever and ever
Give me an hour to kiss you
Walk through Heaven's door I'm sure
We don't need no doctor to feel much better
Let me in, oh
Forever and ever and ever and ever and ever
I sat on a mountainside with peace of mind
And I lay by the ocean making love to her with visions clear
Walked for days with no one near
And I return as chained and bound to you

Damn, I wish I was your lover
I'd rock you 'til the daylight comes
Made sure you are smiling and warm
I am everything, tonight, I'll be your mother
I'll do such things to ease your pain
Free your mind, and you won't feel ashamed
Shucks, for me there is no other
You're the only shoe that fits
I can't imagine I'll grow out of it
Damn, I wish I was your lover

I wanna open up, I'm gonna come inside
I wanna fill you up, I wanna make you cry

Damn, I wish I was your lover
Gettin' on a subway, and I'm comin' uptown
Damn, I wish I was your lover
Standing on the street corner, waiting for my love to change
Damn, I wish I was your lover
And I'm feelin' like a school boy, too shy and too young, oh
Damn, I wish I was your lover
I wanna open up, I'm gonna come inside
I wanna fill you up, I wanna make you cry
Damn, I wish I was your lover
I'm gettin' on my camel, and I'll ride it uptown, oo
Damn, I wish I was your lover

Hanging around this jungle, wishing that this love would change

jueves, 24 de agosto de 2017

No hay mejor sordo que el que no quiere oír



Ya no voy al dentista: ¿para qué pagar por pasar miedo cuando ya nos lo dan gratis por la tele? Y, aunque no quiera, tengo que ver los informativos por las buenas; pues a quienes intentamos ignorar a las malas (noticias), nos estigmatizan por ignorantes señalándonos con el dedo, como si fuéramos un ultracuerpo invasor o lleváramos la camisa manchada y la bragueta abierta.
El caso es que uno se pone a escuchar el parte y el ánimo se le parte: todo son malas noticias y peores perspectivas. Aunque peor te va si ignoras los modismos de sus aforismos; pues basta que te vean guardar en un sobre el azúcar que sobró de tu café a deber, para que te hagan ver cual aforado que se volvió forrado por aceptar sobornillos, cuando lo tuyo es ahorrar en sobrillos.
Desde siempre, mi fantaseada Sidone, se han aplicado castigos ejemplarizantes a los ignorantes de los malos augurios. Ahí está el gran Julio César, quien cruzó rubicones hasta el Sena, pero no subió los escalones del senado por despreciar las advertencias sobre un idus de marzo. O pensemos en la flor de Olmedo, al que así le lució el pelo una noche en la que desoyó todas las coplas y cuartetos que le cantaron en su cabalgada alocada.
Así que más nos vale oír sin escuchar los informativos y ver sin mirar los telediarios; para así formar parte de las masas ciudadanas que señalan para no ser señaladas. Y me es indiferente si me señalan con el dedo por pensar diferente. Se acabó el aceptar manipulación presentada como información; para desinformar ya tenemos al Gobierno y a sus heraldos del averno. A partir de ahora, cual adolescente efervescente, sólo leeré tebeos de superhéroes, veré pelis escapistas y oiré radiofórmulas musicales –porque escuchar, lo que es escuchar, sólo te escucharé a ti, Sidonie–.
 Estés donde estés, tu voz me aleja del mundanal ruido.

martes, 22 de agosto de 2017

A sus palabras necias, mis oídos sordos



De niños, noticias tan sencillas como “Hoy de postre, tarta”, o “Tienes algo de fiebre, no vas a poder ir al cole” se convierten en noticiones. De esos que te llevan a celebrarlo con tal energía que tus padres te acaban dejando sin tu ración de pastel –por eso de creer que estás hiperactivo a causa del excesivo consumo de azúcar–, o a gritar de tal alegría que tus papis deducen que nunca estuviste acatarrado y te mandan a la escuela bajo la amenaza de darte en el culo con su suela.

Si, Sidonie, lo reconozco: de niño este Nino comía tiza para enfermar y así no ir al colegio; y devoraba dulces pese a estarme contraindicados por eso de volverme inquieto. Y es que, como bien sabes, mi imaginada: soy de natural caprichoso y de debilidad, goloso.




Ya de adultos, parece ser que un requisito de madurez es aceptar la estupidez de que son las malas noticias las que molan, y hacen buenos a los pésimos informativos que desde que empiezan hasta que te terminan no paran de contarnos bolas –desde “Se ha acabado la crisis” a “Esta noche presenciaremos un eclipse solar”–. Y yo, crédulo que soy ante la esperanza, me gasté mis últimos ahorros en un telescopio, confiando en que mañana el sol del empleo brillaría y que esa noche del oscurecimiento solar disfrutaría; pero nada de nada, el único espectáculo del que disfruté anoche fue de mi vecina, la exhibicionista, exteriorizando como a diario su pellejudo cuerpo nonagenario. Hoy, que es lo que ayer escribí como “mañana”, el trabajo me lo ha dado el escamotear el café en el bar de abajo, que en lo laboral sigo tan desaprovechado que temo que me encerrarán cualquier día por improductivo.

Quizá lo peor de esta situación en que los cuentos no se encuentran en las fabulaciones, sino que en las noticias, es que a los ilusos, por no quedar, no nos queda ya el recurso de refugiarnos en la ficciones que nos maravillaban de niños; pues el solaz de los adultos es comercializado como un entretenimiento de masas que busca convertirnos en borregos, sometidos al pastoreo de economistas disfrazados de “promotores culturales”. Antes, en eras precedentes a esta ira, podías abrir un libro de Stevenson y fugarte a Los mares del sur, o sentarte bajo techo para cantar bajo la lluvia. Pero ahora la Ficción muerde al dictado de la Realidad con tanto zombi, no muerto o vampiro que anda suelto.

lunes, 21 de agosto de 2017

Sueños húmedos, por Alfonso Azpiri



Sueños húmedos
Alfonso Azpiri
Volumen único. Norma

Lejos está la gloriosa época en la que el curso de la historieta española, venía marcado por los viriles aconteceres de masculinos personajes como Purk, El Cachorro o las lúcidamente misóginas peripecias de Roberto Alcazar y Pedrín, sabedores de que el único amor femenino auténtico es el de una madre.
Aquellos eran tebeos que uno podía llevar a su hogar y permitir que sus tiernos infantes se enfrascasen en la lectura de aventuras y hazañas imaginarias; por supuesto sin compartir esa infantil costumbre, pues para aventuras y hazañas reales estaban las del Real Madrid. En aquellos tiempos, las viñetas trasmitían el reflejo de la organización social perfecta: la mujer en casa, cuidando de los retoños y rezando por la vuelta exitosa a casa de un marido ocupado en la salvaguarda de la Cultura Occidental, enfrentándose a moros, judíos y demás herejes masónicos.
Por desgracia esos valores se han perdido. Estoy seguro de que todo comenzó con los dibujos de ese tal Ambrós –que por algo había sido republicano–, que con sus Sigrids y Zoraidas mostraba a mujeres inteligentes, independientes y guapísimas. ¡Qué afrenta el que un caballero cristiano como El Capitán Trueno no se enamorara de mujer de castizo nombre y católica formación, y cayera prendado de una sílfide pagana!



El caso es que uno compró este álbum, Sueños húmedos, engañado por la pérfida publicidad que hablaba de historias ambientadas en el mundo de “Las mil y una noches” o en La Edad Media. “¡Cáspitas!, pensé, un tebeo de los de antes, se lo regalaré a mi nietito Marcelinito”. Pero ¡qué me encontré!, os lo intentaré resumir para evitar que caigáis en el abismo de perdición en que me encuentro. La historia aparece dividida en cuatro relatos, a cuál más pervertido, todos ellos protagonizados por esculturales féminas cuya impudicia y lascivia, como menos provoca sonrojo. La obra recoge elementos que nos recuerdan a otras narraciones: madrastras celosas de sus hijas, intrigas por conseguir reinos,... . En la primera historia aparecen referencias a un tal Ali y sus cuarenta viciosos. La segunda nos recuerda a “La bella y la bestia”; su fetichista amputación final nos evoca a la película El imperio de los sentidos. La tercera, un auténtico sueño húmedo futurista, trae a la memoria aquella canción de Siniestro Total: “Todos los ahorcados mueren...” . La última narración presenta un final parecido al de Instinto Básico.
A lo largo de sus 46 páginas el vicioso autor, un tal Azpiri que ni se atreve a firmar con su nombre completo, no se retrae a la hora de mostrarnos explícitas muestras de violaciones o relaciones lésbicas. La obra refleja perfectamente el licencioso carácter sibilino que preconiza el título, gracias a un sensual trazado de la línea y un onírico uso del color.
Pensándolo bien, no le daré el tebeo a Marcelinín; pues desde que lo leo antes de acostarme mi Chonchi me llama “Super Viagra”.

Reseña escrita originalmente el 7-11-1999

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